domingo, 4 de mayo de 2008

Los locos de Monte Grande

Todas las ciudades tienen sus personajes.
Personajes que, en realidad, son simplemente personas, pero personas particulares.
Los hay locos, bohemios, idealistas, delincuentes, corruptos, simpáticos o peleadores.
Los hay jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ricos o pobres.
Nadie sabe exactamente cuál es la característica que transforma a una persona en personaje, pero todos sabemos quiénes son los personajes de nuestra ciudad.
Todos los conocemos, todos los vimos alguna vez, todos hablamos de ellos alguna vez.
Hoy, el Escuadrón del Gran Monte te muestra una galería de los más famosos personajes de Monte Grande.
Pero no elegimos cualquier clase de personaje: en la mayor parte de los casos, elegimos, para mostrarte, a aquellos que viven en la calle, que se ganan la vida caminando por el centro, que perdieron la razón hace años, o que sencillamente, nunca la tuvieron.
Elegimos a los que, en la fría jerga de las estadísticas, suele llamarse "marginales".
El Escuadrón, no vamos a negarlo, siente una especial simpatía por los que viven al márgen, por los que no terminan de adaptarse, por los que cruzan la línea que no hay que cruzar.
Esto que te presentamos hoy no es, entonces, una exhibición para que te rías, ni un muestrario de la miseria humana.
Es, simplemente, un homenaje.






Carlitos es, sin dudas, el más conocido de los personajes de Monte Grande.
Hace muchos, pero muchos años que anda deambulando por las calles, siempre engominado, siempre con su traje gris y sus corbatas, siempre amable, educado y galante.
Son muchas las leyendas que circulan sobre él: que su familia murió y un pariente lo estafó, que era hijo no reconocido del Dr. Rotta, que fue adoptado por una enfermera del hospital...
Lo concreto es que el hospital Santamarina es lo más parecido a su casa: allí vive, allí duerme, allí come.
Ya está viejito y a veces se mueve en silla de ruedas.
No sabemos qué edad tiene, ni cuántos años más vivirá.
Sí sabemos que cuando él ya no esté, Monte Grande no va a ser la misma.





Bueno, éste no es un marginal, pero ni cabe dudas de que es un aunténtico personaje.
El pibe es tan laburador y tan ingenioso que esta foto, que le tomamos hace unos meses, ya está desactualizada: su bicicleta mejora día a día, ya tiene techo y carrocería y ¡¡hasta se consiguió que lo auspicie la juguetería Nino!!
Un capo, sin ninguna duda.





El pibe, a pesar de ser tan joven, ya se ganó un lugar en el corazón de los montegrandenses.
La cuadra de Alem al 300 es su territorio y todos alguna vez lo saludamos, le dimos una moneda y nos conmovimos con sus gestos.





¿Por qué hace esos ruidos con la boca? ¿Qué lleva en esas bolsas?
La "vieja de las pedorretas" muchas veces es víctima de burlas y bromas por parte de los pibes que andan por Alem... pero ella sabe cómo defenderse.







Hace poquito nos enteramos que este hombre y esta mujer son marido y mujer.
Ella, custodia los coches en la plaza Mitre enfundada en su tapado de piel.
Él, junta cartones por la zona de la estación con su carrito de supermercado mientras deja que su pantalón muestre un poco más de lo recomendable.




Los que lo conocen dicen que se llama Tito.
Pasa sus horas pidiendo monedas en el hall de la estación, a los gritos.
Si algún día tenés tiempo y ganas, quedate a charlar un rato con él. Vas a ver que vale la pena.




¿Qué ciudad no tiene un cieguito que pide monedas en la estación?
Monte Grande no es la excepción, y acá te lo mostramos.
Además, como sabemos que todo el mundo tiene dudas acerca de si los ciegos lo son en realidad, queremos confirmarte que nuestro ciego es ciego de verdad.
Conocemos gente que sabe dónde vive, y nos contaron que el pobre hombre vive, apenas, de las monedas que junta en su tacita.
Por eso podés dejarle una moneda sin tener miedo de que te esté cagando.